lunes, 29 de diciembre de 2014

Ya está dispuesta la entrega 13ª

La puedes leer en el apartado ¿Te apetece leerla? En ella se empieza a gestar una relación entrañable de Esperanza con su abuelo Juan José.

Al objeto de aligerar el blog, una vez que empecemos el capitulo III dejarán de estar disponibles las primeras entregas correspondientes al capítulo I.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Publicadas las entregas 11ª y 12ª

Ruego disculpas por el retraso en la entrega 11ª. Por ello publico con esta misma fecha la entrega 12ª. Las puedes leer en el apartado ¿Te apetece leerla? En ellas podrás apreciar cómo Esperanza va conociendo la vida del pueblo y la relación que mantiene con sus abuelos Juan José y Desamparados, de genios tan distintos, y la que existe entre ellos, tan diferente a la que Esperanza está acostumbrada a ver entre sus padres.
Tras esta entrega 12ª, quedan un par de ellas para finalizar el capítulo II.
Al objeto de aligerar el blog, una vez que empecemos el capitulo III dejarán de estar disponibles las primeras entregas correspondientes al capítulo I.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Publicada la 10ª entrega de la novela

Ya hemos llegado a la décima entrega, todavía correspondiente al capítulo II. La puedes ver en el apartado ¿Te apetece leerla? Por ahora todavía están disponibles todas las anteriores entregas.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Nueva entrega de la novela

Con fecha de hoy, 26 de noviembre de 2014, he publicado la 9ª entrega de la novela, correspondiente al capítulo II.
           Disculpad la tardanza pero unos problemas en el ordenador me han impedido cumplir las previsiones.

martes, 28 de octubre de 2014

La presentación de la novela vista por Fernando Sánchez Resa

En fecha reciente se ha publicado en la web de SAFA de Úbeda, un artículo de Fernando Sánchez Resa sobre al publicación de la novela. http://www.aasafaubeda.com/index.php/20-acontecimientos/3499-del-desamparo-a-la-esperanza
Con el permiso del autor y mi agradecimiento, reproduzco aquí el citado artículo.

Por Fernando Sánchez Resa.
En esta memorable noche, fuimos acudiendo (con gran expectación) mucha y variada gente: familiares, compañeros, admiradores, paisanos, antiguos alumnos, amigos… al Auditorio del Hospital de Santiago para asistir al parto cultural de la primera novela de José López Ruiz. Era la segunda vez que se producía, pues el pasado mes de agosto lo hizo en su pueblo natal: Torres de Albanchez. Así es la magia de la literatura: se pueden provocar tantos partos públicos cuantos se quiera o sean necesarios. Y este libro, bien lo merece…

La presentación tuvo sumo encanto pues, Pepe, como buen profesional de la enseñanza, y juntamente con su amada familia, supieron acercarnos a su drama personal y familiar, con la excusa de esta novela, mediante un espectáculo cultural y musical de gran altura. Y sin que faltasen todos los aditamentos de las nuevas tecnologías, como el panel grande instalado junto a la mesa presidencial, donde se iban proyectando imágenes del libro, de las diferentes sinopsis, de la música en que se basaba…; y con toda la parafernalia de una presentación novedosa y con gancho, rematada con copa, aperitivos, charlas y encuentros en los jardines del patio Julio Corzo, como broche final.
La palabra y el sonido, que su autor no pudo escuchar, fue proporcionado amable y eficazmente por Carmen M.ª, su hija, para que los comprendiese y disfrutase.
El grupo musical Saxo, de Canena, amenizó la dulce espera y la firma de ejemplares con melifluas y melancólicas melodías (“Noches de blanco satén”…), salidas de la propia novela, del tiempo vivido y del gusto particular del novel autor, ya que siempre fue un gran amante de la música, de la literatura, del teatro, etc.
Los parlamentos de los intervinientes fueron redondos, bien preparados y mejor leídos por sus autores: Juan Espejo González, director de Diario Jaén, con su prosa exquisita, como lo viene demostrando en sus extensas “Crónicas de Jaén”, nos pintó el extenso currículo del autor así como el análisis de la obra que se presentaba; Juan Martínez Millán, afamado autor teatral, compañero y gran amigo (“El Lope de Vega” ubetense, que tanto le ha ayudado, en palabras de Pepe), rememorando la primera presentación en Torres de Albanchez y la valía de la obra que ese día se presentaba; la guapa y perspicaz presentadora, Carmen M.ª López González, con su gracia especial de docta maestra de ceremonias; la concejala Pepa Olmedilla, con sus amables palabras finales hacia la profesión de maestro y escritor; y, principalmente, el autor de la novela, José López Ruiz, haciéndonos su recorrido vital, emocional y sentimental de esta última etapa de su vida en la que la escritura le ha llenado grandes huecos y le ha salvado de la depresión más atroz, escribiendo largamente, cual si fuese la novela del Quijote; pero que ha debido de cortar, para conformar la novela que presentaba.
Todos nos hicieron pasar una velada muy agradable; no exenta de melancolía y nudos en la garganta, e incluso de lágrimas; especialmente, cuando Pepe, con su quebrada voz, que tan potente fue en su tiempo (como lo recordarán muchos de sus alumnos y compañeros), vino a contarnos el insalvable drama de su sordera total, donde el rugido del más inhóspito y desgarrador silencio ha sido suplido por el recuerdo y la creación de esas nuevas voces que han resonado en su prodigiosa cabeza para regalarnos esta historia novelada, en donde se encuentra reflejado el periplo de nuestra generación, en lo personal y nacional (de los que nacimos hacia la mitad de la década de los 50 del siglo pasado), poblada de personajes imaginarios y reales, adobada de músicas y amores, con una prosa de escritor de primera línea, como ha podido apreciar quien ya la ha leído… Y como sutil y gran complemento: una tripe teatralización (intercalada) de algunos de sus relatos, hecha por amigos del teatro que él tan bien ejerció (de su pueblo natal, del grupo Maranatha o de una amable compañera de magisterio) que nos hicieron pasar un rato muy agradable, poniéndonos la miel en los labios e impulsándonos para salir corriendo y, en 
esa misma noche, liarse a leerla de un tirón, pues engancha… Las dedicatorias que José López Ruiz escribe son especiales, pues además de extensas ‑la mía, ha ocupado toda una página‑, están escritas con una letra redondilla preciosa y personal, de maestro antiguo, y resumiendo toda nuestra relación amistosa y familiar con sinceras y tiernas palabras…
Pudimos comprobar todo el espíritu de superación que nuestro querido amigo Pepe ha experimentado, pues ha pasado de “pensar en morirse y amanecer en el Cielo” a encontrarse “en el Cielo y con la dulzura de la presentación de este libro”, que ha sido un gran reto para él, en el Auditorio del Hospital de Santiago, rodeado de familiares, antiguos alumnos y compañeros y amigos todos, que lo admiran por su pundonor e inteligencia, así como por su espíritu de lucha y supervivencia, que ha hecho que, por mor de esta desgracia personal (la pérdida de audición), haya sido rescatado un escritor oculto que, si la vida se le hubiese mostrado de normal modo, seguramente no hubiésemos tenido la suerte de conocer (y que es, al alimón, natural de Torres de Albánchez y de Úbeda; pues sus tres hijos nacieron en la Ciudad de los Cerros, y aquí fue donde se formó académicamente ‑en Salesianos y Safa‑ y desarrolló su alta y destacada profesionalidad como maestro y orientador). Hasta el mismo título de la novela es un crudo recordatorio de la epopeya vivida, por su autor, en propia carne…
¡Suerte, gran maestro y escritor insigne, en tus futuros proyectos literarios, que espero sean pródigos y brillantes…! En esta noche nos has dado a todos una lección de valentía y humanidad, pues la adversidad y tu mala suerte no han podido con tu férrea e inteligente voluntad.
Además de ánimo, te doy mi más sincera enhorabuena por sacar de tu caletre esta mixtura de géneros resumidos en tu primera novela: Del desamparo a la esperanza. Y como hay material más que suficiente para una nueva, gracias al ilimitado tiempo que dispones, te pido nos brindes un segundo encuentro con tu literatura más personal, ofreciéndonos La práctica de la esperanza, que seguro vas a ir ejerciendo cada día…
Úbeda, 24 de septiembre de 2014.

viernes, 3 de octubre de 2014

PRESENTACIÓN DE LA NOVELA EN ÚBEDA. HOMENAJE A LA AMISTAD

            Tras la calma que sucede a esos momentos cumbre que se presentan en la vida y darme tiempo para asimilar todo lo que supuso la presentación de la novela, quiero hacer una pequeña crónica del acto vista desde mi mirador. 
La noche del 24 de septiembre de 2014, día de la Merced, tengo que encuadrarla dentro de esas fechas que ya no se me van a olvidar: la noche de la presentación de mi novela “Del desamparo a la esperanza” en Úbeda, que yo entiendo como un homenaje a la amistad.
          Porque, superando esas absurdas expectativas aliadas de la fantasía y contrarias de lo razonable, que se le cuelan a uno por las rendijas de la lógica y del sentir con los pies en el suelo, si eso se puede, es para estar satisfecho. Reunir a tanta gente para un evento ya tan común, como alejado del gusto mayoritario, es un logro que tengo que adjudicar a la amistad. 
        Solo desde esa perspectiva se puede entender que un miércoles cualquiera, víspera de un jueves de trabajo, casi se llene el patio de butacas del Auditorio del Hospital de Santiago para la presentación de una novela cualquiera, la mía, de un autor desconocido, yo. Solo se conciben desde la amistad gestos que pueden pasar inadvertidos para otros pero no para mí, como el del amigo que tuvo que volver de una consulta inoportunamente coincidente en Granada arriesgando multas para poder estar conmigo esa noche, o aquel que hacía tanto tiempo que no veía, o aquella que tuvo que posponer su regreso a Sevilla para estar, o venir expresamente desde Jaén en autobús, o cargarse uno o una con las obligaciones familiares para que la otra o el otro pudiera asistir, o formar un bloque con casi toda la familia sin más compromiso que la amistad, u obviar achaques, cuando no importantes inconvenientes, que justificarían de sobra una ausencia, o hacer un paréntesis en su comienzo de curso universitario y hacer un viaje expresamente, o dejar sus amistades más propias de gente joven para acompañarme... 

Y como esos, montones de detalles que solo se conciben en clave de amistad. Sabía que tenía amigos pero no creía que tantos estuvieran dispuestos a demostrármelo. Porque la amistad se demuestra en momentos como estos, y un noventa y nueve por ciento de los asistentes no estaba allí porque yo fuera un gran escritor, ni por curiosidad, ni porque tuvieran ansias por hacerse con la novela; estaban por amistad, tanto hacia mi mujer y mis hijos como hacia mí. Tantos detalles como personas hubo, que se traducen en sentimientos para mí. Todos ellos se resumen en uno muy grande de gratitud que ya hice público en la presentación y quiero pregonarlo desde estas páginas.
 Empezando por el entorno, quiero agradecer a toda la Corporación Municipal, y particularizar en Pepa Olmedilla, concejala de cultura y persona asequible y amable con la que es fácil entenderse incluso para una persona sorda, por facilitarme todos los medios y dejarme el marco incomparable del Auditorio del Hospital de Santiago para la presentación. Su miedo expresado al final era mi miedo: que resultara demasiado continente. Sin embargo a ambos nos sorprendió la respuesta de mi gente dejando pocos huecos en el patio de butacas. 
Mi agradecimiento también a Juan Espejo, director del Diario Jaén, ante el que no pude evitar sentirme como aprendiz ante maestro, cuando trazó con su verbo fácil un acertado análisis de la novela que guardo como oro en paño. Además de demostrar en su intervención por qué está donde está y los premios que ha recibido por sus dotes de gran periodista y escritor, subrayo su empatía para, sin conocernos personalmente, querer acompañarme en la presentación de la novela, engrandeciendo el acto con su presencia y con sus palabras. Un amigo más de los que uno se enorgullece al leer cada una de las páginas de su nuevo libro CRONICAS DE JAÉN V, un compendio de historia cercana escrito con ánimo pedagógico y desde el amor a nuestra tierra, que estoy disfrutando tanto por lo que dice como por cómo lo dice. 

En el capítulo de agradecimientos de la novela aparece Juan Martínez, mi gran Lope de Vega de Úbeda, como yo le digo, porque es un prolífico y gran autor y director teatral ya reconocido, del que siempre he admirado su capacidad de crear y de conectar con la gente. Con él sí que es verdad que la amistad cobra tintes de mayúscula. Quise que estuviera también este día conmigo porque lo ha estado, apoyándome, desde el mismo momento en que le di a conocer mi proyecto, y la novela se ha enriquecido, sin lugar a dudas, con sus críticas y consejos. Ya no me sorprendieron tanto sus palabras pero todavía me emocionaron. Mil gracias desde aquí, Juan. 


             Desde el mismo momento en que concebimos la idea de añadir al acto unas escenas de la novela, teatralizándolas a modo de teatro leído, pensé en las personas más profesionales de ente mis amigos para proponérselo. Y los nombres surgieron de momento: Pedro Latorre, para el papel del abuelo Juan José, porque sabía que era un gran actor y amigo con el que tuve el honor de compartir escenario en otros tiempos en obras como “Marantha” y “Úbeda, dama de sueños” de nuestro querido Ramón Molina Navarrete. Luego él siguió haciéndose grande como actor.
En el papel de Soledad no encajaba del todo por su juventud Ana Carmen Ortega, pero sí en otros rasgos y, sobre todo, conocía su disposición y simpatía desde que fuera extraordinaria alumna, y su trayectoria como actriz. Sabía que podía bordar el papel, como así lo hizo.  

Otro nombre que surgió de inmediato en mi mente para el monólogo de Elvira Salido, fue el de Rosa Mari Latorre, amiga de “toa la vida de Dios”. Lo que le faltaba de profesionalidad en el ramo de la interpretación, le sobraba de desenvoltura, desparpajo y gracia, y así rayó, a la altura de una gran actriz. 

Y también mis dos pequeñas Esperanzas, las hermanas Andrea, que con sus siete años estuvo concentrada como ningún día y Cristina Moral, tan guapa y madura, y ambas tan resueltas y simpáticas como yo las concebí en la novela. 


A las cuatro y a Pedro les agradezco su participación sin mayor interés que la amistad.  Igual que al quinteto de viento y percusión que, encabezados por Tere Vilches, interpretaron de forma magistral, según los oyentes, la canción estrella de la novela “Noches de blanco satén” y algunas otras canciones de la novela. Todos ellos hicieron que el acto resultara ameno, sin desperdicio, como me lo han referido muchas de las personas presentes que me han felicitado. Y esa felicitación se la traslado a ellos desde aquí.

Pero todo ello no hubiera sido posible sin mi familia. Mi mujer, mi Jose, mi Rober y mi Carmen han sido el soporte físico y psicológico para que me pudiera poner siquiera a escribir “Del desamparo a la esperanza”, ellos me animaron y me ayudaron a publicarla y ellos son los verdaderos artífices de que el acto fuera brillante desde su preparación a la copa final que compartimos con verdadero placer con nuestros amigos.


Y nada de ello hubiera tenido sentido si no hubierais estado todos y todas los que se ven en las fotos y los que no se aprecian, y aquellos otros que con gran sentimiento no estuvieron presentes pero hubieran querido estar y, de alguna manera, estuvieron en mi mente apoyándome, a todos y todas, a los que abracé y a los que no pude, GRACIAS, porque si el primer gran logro de la novela fue escribirla, llenando tantos ratos de silencio, de sinsabores, de renuncias…, vosotros y vosotras completasteis el segundo gran logro: percibir que hay mucha gente a la que yo aprecio que me corresponde, como me lo demostrasteis con vuestra presencia o vuestro sentimiento y apoyo en la distancia. Gracias por hacer de esa noche otra noche mágica para mí. 




sábado, 20 de septiembre de 2014

PRESENTACIÓN OFICIAL DE LA NOVELA EN ÚBEDA

Llegó para mí un gran momento: Presentar mi primera novela a mi gente, a la ciudad que me adoptó hace tantos años para sentirme un ubetense más.
Verme rodeado de mis amigos/as, de mis compañeros/as, de mis paisanos/as… es para mí un sueño.
Os dejo la invitación. Daos por aludidos todos/as los que la leáis.
Nos vemos el miércoles, 24, a las ocho y media en el auditorio del Hospital de Santiago. 


Publicada la 4ª entrega de la novela

Para los/as que la estéis siguiendo, os informo que ya aparece en el apartado ¿Te apetece leerla? la cuarta entrega. Nos queda nada del primer capítulo.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Publicada la 3º entrega de la novela

Para los/as que la estéis siguiendo, os informo que ya aparece en el apartado ¿Te apetece leerla? la tercera entrega.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Una noche para no olvidar.

Mientras me preparaba para bajar a la imaginaria arena, como torero solitario que tiene una cita importante, traté de buscar en mi memoria si los nervios de una noche parecida de hacía 33 años eran similares, o tantos y tan puñeteros como los de esta noche. Aquella noche era la víspera de mi boda y esta la de la presentación de la novela en mi pueblo natal. Y decidí que debieron ser menores, o que ya estaban con tantas capas de vivencias por encima, aquellos nervios de la víspera de mi boda, que quedaban muy atenuados en mi recuerdo comparados con los que me hacían olvidar a última hora mi pequeño discurso o mi aparato de oír, por lo menos esas sirenas campanillas de artilugio de feria que me proporciona.

Eso me hizo llegar unos cuantos minutos tarde. Entré por detrás del escenario con los nervios agarrotando todavía más mis inciertos pasos, para recibir una primera impresión que no sé si aflojó los nervios o me los complicó más. El aforo que habíamos preparado en aquel marco incomparable, entre dos luces, la eléctrica y la del ocaso, estaba lleno y expectante. Incluso algunas personas se tenían que quedar de pie. Habíamos acertado en la decisión de hacerlo allí porque considerábamos reducida la capacidad del pequeño teatro local. La noche, extraordinaria, olía a amistad, a vecindad, a familiaridad. 

En seguida noté la presencia etérea de una monja, que no debía serlo, de las de clausura, que menos, porque para mí debía estar con su novio entre el público acompañándome a mí y acompañando a mi hija, su amiga, o interpretando alguna de esas melodías que tan bien sabe hacer y tanto me gustaban cuando oía. Y la noté porque en lugar de moverse algo, como ella me había dicho, se calmó todo: el calor sofocante del día cedió y el molesto aire de los ensayos que movía la pantalla de video se aplacó y nos dejó una noche ideal para tomar el fresco y comentar la novela entre amigos.  
A partir de ahí, empezaron las emociones. Las primeras con las palabras y las lágrimas de mi hija, a las que en seguida siguieron las mías. Era normal, no me las había leído antes. 

Luego, las intervenciones de mis amigos, que no las voy analizar en su parte técnico-artística (algún día las colgaré en este blog), sino solo en la emotiva: 
El primero Emilio Testa,
palabras de gran escritor y amigo, que me hacían redescubrir mi novela a la luz de una persona con mucho arte para la escritura, y que me hacían ahuecar como una gallina clueca. Gracias Emilio, otra vez desde aquí. Después, otro buen amigo Valeriano Romero y mi pequeño tesoro, Mari Carmen Niño,
que me traía recuerdos de su madre niña sentada en los bancos de mi clase, escenificaron un pasaje de la novela que todavía me emociona a mí al releerlo. El detalle final, inesperado, de Valeriano, regalando un canastillo de moras a su imaginaria nieta, fue la guinda a esa actuación. 

Siguieron las palabras de Juan Martínez, estas por sorpresa.
Fueron subiendo de tono hasta ponerme la piel de gallina (¿todo de gallina?), o mejor el cutis de ave, como decía un gran amigo mío, que resultó otra sorpresa encontrármelo entre el público. Las palabras de Juan, como digo, me iban poniendo un nudo que no podía deshacer porque iba dejando en el aire sentimientos, recuerdos profundos, hasta de detalles que yo no creía que fueran captables. Estas me las tendré que volver a leer cuando necesite otro chute de emociones.
Y llegó el momento en el que se aparta todo el mundo y se queda el torero solo. En la última lectura preparatoria, había pensado que sería una lectura más, que ya me había emocionado bastante al pensarla y al escribirla, y cuando se la leí a mi mujer, pero que, después de unas pocas lecturas no cabrían las lágrimas. Pues no puede evitarlo. Luego me entoné un poco con la lectura que hicimos Maite de la Rosa, Cristina Moral y yo de otro pasaje de la novela.
Ellas, magníficas, como actrices profesionales, que todo el mundo me felicitó por ello, y yo les traslado desde aquí esas felicitaciones porque si resultó atractiva la lectura fue por su presencia. Acabé a gusto, notando que la duración del acto no estaba resultando un fastidio sino un placer, por lo menos para los que me lo dijeron. Lo resumo en el comentario de una persona ya mayor: yo nunca había visto un acto así en Torres de Albanchez.

Luego vinieron los abrazos, las firmas, las sorpresas de encontrarme con gente a la que no esperaba, y también de echar de menos algunas ausencias.


Dedicatorias que llevaba preparadas y se me quedaron en el tintero. Justificadas unas, y otras que te dejan un pequeño hueco y una incógnita que alguna vez resolveré. Pero el balance final no puede ser más positivo.

Se deshicieron mis miedos, porque pensaba que en Torres de Albanchez había menos lectores, y  acabé sintiendo ese duende que dicen sentir los flamencos, que no es otra cosa que una especie de emoción común de estar compartiendo muchos sentimientos.

Solo me queda abundar en mis palabras de la entrada anterior: Mi agradecimiento al pueblo de Torres de Albanchez, por su respuesta y por su cariño, que es mutuo. Y a todas las personas que hicieron posible que resultara una noche para no olvidar, para mí mientras viva.

domingo, 31 de agosto de 2014

Por ahora, solo un sentimiento: AGRADECIMIENTO

Después del emotivo acto de Torres de Albanchez, solo puedo expresar eso: Agradecimiento a todas las personas que me acompañaron en ese día, con su presencia allí o con su pensamiento.
Luego os enseño algunas fotos y mis impresiones sobre ese día.