La puedes leer en el apartado ¿Te apetece leerla? En ella se empieza a gestar una relación entrañable de Esperanza con su abuelo Juan José.
Al objeto de aligerar el blog, una vez que empecemos el capitulo III dejarán de estar disponibles las primeras entregas correspondientes al capítulo I.
lunes, 29 de diciembre de 2014
miércoles, 17 de diciembre de 2014
Publicadas las entregas 11ª y 12ª
Ruego disculpas por el retraso en la entrega 11ª. Por ello publico con esta misma fecha la entrega 12ª. Las puedes leer en el apartado ¿Te apetece leerla? En ellas podrás apreciar cómo Esperanza va conociendo la vida del pueblo y la relación que mantiene con sus abuelos Juan José y Desamparados, de genios tan distintos, y la que existe entre ellos, tan diferente a la que Esperanza está acostumbrada a ver entre sus padres.
Tras esta entrega 12ª, quedan un par de ellas para finalizar el capítulo II.
Al objeto de aligerar el blog, una vez que empecemos el capitulo III dejarán de estar disponibles las primeras entregas correspondientes al capítulo I.
Tras esta entrega 12ª, quedan un par de ellas para finalizar el capítulo II.
Al objeto de aligerar el blog, una vez que empecemos el capitulo III dejarán de estar disponibles las primeras entregas correspondientes al capítulo I.
miércoles, 3 de diciembre de 2014
Publicada la 10ª entrega de la novela
Ya hemos llegado a la décima entrega, todavía correspondiente al capítulo II. La puedes ver en el apartado ¿Te apetece leerla? Por ahora todavía están disponibles todas las anteriores entregas.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Nueva entrega de la novela
Con fecha de hoy, 26 de noviembre de 2014, he publicado la 9ª entrega de la novela, correspondiente al capítulo II.
Disculpad la tardanza pero unos problemas en el ordenador me han impedido cumplir las previsiones.
Disculpad la tardanza pero unos problemas en el ordenador me han impedido cumplir las previsiones.
martes, 28 de octubre de 2014
La presentación de la novela vista por Fernando Sánchez Resa
En fecha reciente se ha publicado en la web de SAFA de Úbeda, un artículo de Fernando Sánchez Resa sobre al publicación de la novela. http://www.aasafaubeda.com/index.php/20-acontecimientos/3499-del-desamparo-a-la-esperanza
Con el permiso del autor y mi agradecimiento, reproduzco aquí el citado artículo.
Con el permiso del autor y mi agradecimiento, reproduzco aquí el citado artículo.
Por Fernando Sánchez Resa.
En esta memorable noche, fuimos acudiendo (con gran expectación) mucha y variada gente: familiares, compañeros, admiradores, paisanos, antiguos alumnos, amigos… al Auditorio del Hospital de Santiago para asistir al parto cultural de la primera novela de José López Ruiz. Era la segunda vez que se producía, pues el pasado mes de agosto lo hizo en su pueblo natal: Torres de Albanchez. Así es la magia de la literatura: se pueden provocar tantos partos públicos cuantos se quiera o sean necesarios. Y este libro, bien lo merece…
La presentación tuvo sumo encanto pues, Pepe, como buen profesional de la enseñanza, y juntamente con su amada familia, supieron acercarnos a su drama personal y familiar, con la excusa de esta novela, mediante un espectáculo cultural y musical de gran altura. Y sin que faltasen todos los aditamentos de las nuevas tecnologías, como el panel grande instalado junto a la mesa presidencial, donde se iban proyectando imágenes del libro, de las diferentes sinopsis, de la música en que se basaba…; y con toda la parafernalia de una presentación novedosa y con gancho, rematada con copa, aperitivos, charlas y encuentros en los jardines del patio Julio Corzo, como broche final.
La palabra y el sonido, que su autor no pudo escuchar, fue proporcionado amable y eficazmente por Carmen M.ª, su hija, para que los comprendiese y disfrutase.
El grupo musical Saxo, de Canena, amenizó la dulce espera y la firma de ejemplares con melifluas y melancólicas melodías (“Noches de blanco satén”…), salidas de la propia novela, del tiempo vivido y del gusto particular del novel autor, ya que siempre fue un gran amante de la música, de la literatura, del teatro, etc.
Los parlamentos de los intervinientes fueron redondos, bien preparados y mejor leídos por sus autores: Juan Espejo González, director de Diario Jaén, con su prosa exquisita, como lo viene demostrando en sus extensas “Crónicas de Jaén”, nos pintó el extenso currículo del autor así como el análisis de la obra que se presentaba; Juan Martínez Millán, afamado autor teatral, compañero y gran amigo (“El Lope de Vega” ubetense, que tanto le ha ayudado, en palabras de Pepe), rememorando la primera presentación en Torres de Albanchez y la valía de la obra que ese día se presentaba; la guapa y perspicaz presentadora, Carmen M.ª López González, con su gracia especial de docta maestra de ceremonias; la concejala Pepa Olmedilla, con sus amables palabras finales hacia la profesión de maestro y escritor; y, principalmente, el autor de la novela, José López Ruiz, haciéndonos su recorrido vital, emocional y sentimental de esta última etapa de su vida en la que la escritura le ha llenado grandes huecos y le ha salvado de la depresión más atroz, escribiendo largamente, cual si fuese la novela del Quijote; pero que ha debido de cortar, para conformar la novela que presentaba.
Todos nos hicieron pasar una velada muy agradable; no exenta de melancolía y nudos en la garganta, e incluso de lágrimas; especialmente, cuando Pepe, con su quebrada voz, que tan potente fue en su tiempo (como lo recordarán muchos de sus alumnos y compañeros), vino a contarnos el insalvable drama de su sordera total, donde el rugido del más inhóspito y desgarrador silencio ha sido suplido por el recuerdo y la creación de esas nuevas voces que han resonado en su prodigiosa cabeza para regalarnos esta historia novelada, en donde se encuentra reflejado el periplo de nuestra generación, en lo personal y nacional (de los que nacimos hacia la mitad de la década de los 50 del siglo pasado), poblada de personajes imaginarios y reales, adobada de músicas y amores, con una prosa de escritor de primera línea, como ha podido apreciar quien ya la ha leído… Y como sutil y gran complemento: una tripe teatralización (intercalada) de algunos de sus relatos, hecha por amigos del teatro que él tan bien ejerció (de su pueblo natal, del grupo Maranatha o de una amable compañera de magisterio) que nos hicieron pasar un rato muy agradable, poniéndonos la miel en los labios e impulsándonos para salir corriendo y, en
esa misma noche, liarse a leerla de un tirón, pues engancha… Las dedicatorias que José López Ruiz escribe son especiales, pues además de extensas ‑la mía, ha ocupado toda una página‑, están escritas con una letra redondilla preciosa y personal, de maestro antiguo, y resumiendo toda nuestra relación amistosa y familiar con sinceras y tiernas palabras…
Pudimos comprobar todo el espíritu de superación que nuestro querido amigo Pepe ha experimentado, pues ha pasado de “pensar en morirse y amanecer en el Cielo” a encontrarse “en el Cielo y con la dulzura de la presentación de este libro”, que ha sido un gran reto para él, en el Auditorio del Hospital de Santiago, rodeado de familiares, antiguos alumnos y compañeros y amigos todos, que lo admiran por su pundonor e inteligencia, así como por su espíritu de lucha y supervivencia, que ha hecho que, por mor de esta desgracia personal (la pérdida de audición), haya sido rescatado un escritor oculto que, si la vida se le hubiese mostrado de normal modo, seguramente no hubiésemos tenido la suerte de conocer (y que es, al alimón, natural de Torres de Albánchez y de Úbeda; pues sus tres hijos nacieron en la Ciudad de los Cerros, y aquí fue donde se formó académicamente ‑en Salesianos y Safa‑ y desarrolló su alta y destacada profesionalidad como maestro y orientador). Hasta el mismo título de la novela es un crudo recordatorio de la epopeya vivida, por su autor, en propia carne…
¡Suerte, gran maestro y escritor insigne, en tus futuros proyectos literarios, que espero sean pródigos y brillantes…! En esta noche nos has dado a todos una lección de valentía y humanidad, pues la adversidad y tu mala suerte no han podido con tu férrea e inteligente voluntad.
Además de ánimo, te doy mi más sincera enhorabuena por sacar de tu caletre esta mixtura de géneros resumidos en tu primera novela: Del desamparo a la esperanza. Y como hay material más que suficiente para una nueva, gracias al ilimitado tiempo que dispones, te pido nos brindes un segundo encuentro con tu literatura más personal, ofreciéndonos La práctica de la esperanza, que seguro vas a ir ejerciendo cada día…
Úbeda, 24 de septiembre de 2014.
viernes, 3 de octubre de 2014
PRESENTACIÓN DE LA NOVELA EN ÚBEDA. HOMENAJE A LA AMISTAD
Tras la calma que sucede a esos momentos cumbre que
se presentan en la vida y darme tiempo para asimilar todo lo que supuso la
presentación de la novela, quiero hacer una pequeña crónica del acto vista
desde mi mirador.
Desde el mismo momento en que
concebimos la idea de añadir al acto unas escenas de la novela,
teatralizándolas a modo de teatro leído, pensé en las personas más
profesionales de ente mis amigos para proponérselo. Y los nombres surgieron de
momento: Pedro Latorre, para el papel del abuelo Juan José, porque sabía que
era un gran actor y amigo con el que tuve el honor de compartir escenario en
otros tiempos en obras como “Marantha” y “Úbeda, dama de sueños” de nuestro
querido Ramón Molina Navarrete. Luego él siguió haciéndose grande como actor.
La noche del 24 de septiembre de
2014, día de la Merced, tengo que encuadrarla dentro de esas fechas que ya no
se me van a olvidar: la noche de la presentación de mi novela “Del desamparo a
la esperanza” en Úbeda, que yo entiendo como un homenaje a la amistad.
Porque, superando esas absurdas expectativas aliadas de la fantasía y
contrarias de lo razonable, que se le cuelan a uno por las rendijas de la
lógica y del sentir con los pies en el suelo, si eso se puede, es para estar
satisfecho. Reunir a tanta gente para un evento ya tan común, como alejado del
gusto mayoritario, es un logro que tengo que adjudicar a la amistad.
Solo desde esa perspectiva se puede entender que un
miércoles cualquiera, víspera de un jueves de trabajo, casi se llene el patio
de butacas del Auditorio del Hospital de Santiago para la presentación de una
novela cualquiera, la mía, de un autor desconocido, yo. Solo se conciben desde
la amistad gestos que pueden pasar inadvertidos para otros pero no para mí,
como el del amigo que tuvo que volver de una consulta inoportunamente
coincidente en Granada arriesgando multas para poder estar conmigo esa noche, o
aquel que hacía tanto tiempo que no veía, o aquella que tuvo que posponer su regreso a
Sevilla para estar, o venir expresamente desde Jaén en autobús, o cargarse uno
o una con las obligaciones familiares para que la otra o el otro pudiera
asistir, o formar un bloque con casi toda la familia sin más compromiso que la
amistad, u obviar achaques, cuando no importantes inconvenientes, que justificarían
de sobra una ausencia, o hacer un paréntesis en su comienzo de curso
universitario y hacer un viaje expresamente, o dejar sus amistades más propias
de gente joven para acompañarme...
Y como esos, montones de detalles
que solo se conciben en clave de amistad. Sabía que tenía amigos pero no creía
que tantos estuvieran dispuestos a demostrármelo. Porque la amistad se
demuestra en momentos como estos, y un noventa y nueve por ciento de los
asistentes no estaba allí porque yo fuera un gran escritor, ni por curiosidad, ni
porque tuvieran ansias por hacerse con la novela; estaban por amistad, tanto hacia mi mujer y mis hijos como hacia mí. Tantos
detalles como personas hubo, que se traducen en sentimientos para mí. Todos
ellos se resumen en uno muy grande de gratitud que ya hice público en la
presentación y quiero pregonarlo desde estas páginas.
Empezando por el entorno, quiero
agradecer a toda la Corporación Municipal, y particularizar en Pepa Olmedilla,
concejala de cultura y persona asequible y amable con la que es fácil
entenderse incluso para una persona sorda, por facilitarme todos los medios y dejarme
el marco incomparable del Auditorio del Hospital de Santiago para la
presentación. Su miedo expresado al final era mi miedo: que resultara demasiado
continente. Sin embargo a ambos nos sorprendió la respuesta de mi gente dejando
pocos huecos en el patio de butacas.
Mi agradecimiento también a Juan Espejo, director
del Diario Jaén, ante el que no pude evitar sentirme como aprendiz ante
maestro, cuando trazó con su verbo fácil un acertado análisis de la novela que
guardo como oro en paño. Además de demostrar en su intervención por qué está
donde está y los premios que ha recibido por sus dotes de gran periodista y
escritor, subrayo su empatía para, sin conocernos personalmente, querer
acompañarme en la presentación de la novela, engrandeciendo el acto con su
presencia y con sus palabras. Un amigo más de los que uno se enorgullece al
leer cada una de las páginas de su nuevo libro CRONICAS DE JAÉN V, un compendio
de historia cercana escrito con ánimo pedagógico y desde el amor a nuestra
tierra, que estoy disfrutando tanto por lo que dice como por cómo lo dice.
En el capítulo de agradecimientos de la novela
aparece Juan Martínez, mi gran Lope de Vega de Úbeda, como yo le digo, porque es
un prolífico y gran autor y director teatral ya reconocido, del que siempre he
admirado su capacidad de crear y de conectar con la gente. Con él sí que es
verdad que la amistad cobra tintes de mayúscula. Quise que estuviera también
este día conmigo porque lo ha estado, apoyándome, desde el mismo momento en que
le di a conocer mi proyecto, y la novela se ha enriquecido, sin lugar a dudas,
con sus críticas y consejos. Ya no me sorprendieron tanto sus palabras pero
todavía me emocionaron. Mil gracias desde aquí, Juan.
En el papel de Soledad no
encajaba del todo por su juventud Ana Carmen Ortega, pero sí en otros rasgos y,
sobre todo, conocía su disposición y simpatía desde que fuera extraordinaria alumna,
y su trayectoria como actriz. Sabía que podía bordar el papel, como así lo
hizo.
Otro nombre que surgió de
inmediato en mi mente para el monólogo de Elvira Salido, fue el de Rosa Mari
Latorre, amiga de “toa la vida de Dios”. Lo que le faltaba de profesionalidad
en el ramo de la interpretación, le sobraba de desenvoltura, desparpajo y
gracia, y así rayó, a la altura de una gran actriz.
Y también mis dos pequeñas
Esperanzas, las hermanas Andrea, que con sus siete años estuvo concentrada como
ningún día y Cristina Moral, tan guapa y madura, y ambas tan resueltas y
simpáticas como yo las concebí en la novela.
A las cuatro y a Pedro les agradezco su
participación sin mayor interés que la amistad. Igual que al quinteto de viento y percusión
que, encabezados por Tere Vilches, interpretaron de forma magistral, según los
oyentes, la canción estrella de la novela “Noches de blanco satén” y algunas otras
canciones de la novela. Todos ellos hicieron que el acto resultara ameno, sin
desperdicio, como me lo han referido muchas de las personas presentes que me
han felicitado. Y esa felicitación se la traslado a ellos desde aquí.
Pero todo ello no hubiera sido posible sin mi familia.
Mi mujer, mi Jose, mi Rober y mi Carmen han sido el soporte físico y
psicológico para que me pudiera poner siquiera a escribir “Del desamparo a la
esperanza”, ellos me animaron y me ayudaron a publicarla y ellos son los
verdaderos artífices de que el acto fuera brillante desde su preparación a la
copa final que compartimos con verdadero placer con nuestros amigos.
Y nada de ello hubiera tenido sentido si no
hubierais estado todos y todas los que se ven en las fotos y los que no se aprecian,
y aquellos otros que con gran sentimiento no estuvieron presentes pero hubieran
querido estar y, de alguna manera, estuvieron en mi mente apoyándome, a todos y
todas, a los que abracé y a los que no pude, GRACIAS, porque si el primer gran
logro de la novela fue escribirla, llenando tantos ratos de silencio, de
sinsabores, de renuncias…, vosotros y vosotras completasteis el segundo gran
logro: percibir que hay mucha gente a la que yo aprecio que me corresponde,
como me lo demostrasteis con vuestra presencia o vuestro sentimiento y apoyo en
la distancia. Gracias por hacer de esa noche otra noche mágica para mí.
sábado, 20 de septiembre de 2014
PRESENTACIÓN OFICIAL DE LA NOVELA EN ÚBEDA
Llegó para mí un gran momento: Presentar mi primera novela a mi gente, a la ciudad que me adoptó hace tantos años para sentirme un ubetense más.
Verme rodeado de mis amigos/as, de mis compañeros/as, de mis paisanos/as… es para mí un sueño.
Os dejo la invitación. Daos por aludidos todos/as los que la leáis.
Nos vemos el miércoles, 24, a las ocho y media en el auditorio del Hospital de Santiago. Publicada la 4ª entrega de la novela
Para los/as que la estéis siguiendo, os informo que ya aparece en el apartado ¿Te apetece leerla? la cuarta entrega. Nos queda nada del primer capítulo.
jueves, 11 de septiembre de 2014
Publicada la 3º entrega de la novela
Para los/as que la estéis siguiendo, os informo que ya aparece en el apartado ¿Te apetece leerla? la tercera entrega.
lunes, 1 de septiembre de 2014
Una noche para no olvidar.
Mientras me preparaba para bajar a
la imaginaria arena, como torero solitario que tiene una cita importante, traté
de buscar en mi memoria si los nervios de una noche parecida de hacía 33 años
eran similares, o tantos y tan puñeteros como los de esta noche. Aquella noche
era la víspera de mi boda y esta la de la presentación de la novela en mi
pueblo natal. Y decidí que debieron ser menores, o que ya estaban con tantas
capas de vivencias por encima, aquellos nervios de la víspera de mi boda, que
quedaban muy atenuados en mi recuerdo comparados con los que me hacían olvidar
a última hora mi pequeño discurso o mi aparato de oír, por lo menos esas
sirenas campanillas de artilugio de feria que me proporciona.
Eso me hizo llegar unos cuantos
minutos tarde. Entré por detrás del escenario con los nervios agarrotando
todavía más mis inciertos pasos, para recibir una primera impresión que no sé
si aflojó los nervios o me los complicó más. El aforo que habíamos preparado en
aquel marco incomparable, entre dos luces, la eléctrica y la del ocaso, estaba
lleno y expectante. Incluso algunas personas se tenían que quedar de pie.
Habíamos acertado en la decisión de hacerlo allí porque considerábamos reducida
la capacidad del pequeño teatro local. La noche, extraordinaria, olía a
amistad, a vecindad, a familiaridad.
En seguida noté la presencia etérea de una monja, que no debía serlo, de las de clausura, que menos, porque para mí debía estar con su novio entre el público acompañándome a mí y acompañando a mi hija, su amiga, o interpretando alguna de esas melodías que tan bien sabe hacer y tanto me gustaban cuando oía. Y la noté porque en lugar de moverse algo, como ella me había dicho, se calmó todo: el calor sofocante del día cedió y el molesto aire de los ensayos que movía la pantalla de video se aplacó y nos dejó una noche ideal para tomar el fresco y comentar la novela entre amigos.
En seguida noté la presencia etérea de una monja, que no debía serlo, de las de clausura, que menos, porque para mí debía estar con su novio entre el público acompañándome a mí y acompañando a mi hija, su amiga, o interpretando alguna de esas melodías que tan bien sabe hacer y tanto me gustaban cuando oía. Y la noté porque en lugar de moverse algo, como ella me había dicho, se calmó todo: el calor sofocante del día cedió y el molesto aire de los ensayos que movía la pantalla de video se aplacó y nos dejó una noche ideal para tomar el fresco y comentar la novela entre amigos.
A partir de ahí, empezaron las
emociones. Las primeras con las palabras y las lágrimas de mi hija, a las que
en seguida siguieron las mías. Era normal, no me las había leído antes.
Luego,
las intervenciones de mis amigos, que no las voy analizar en su parte
técnico-artística (algún día las colgaré en este blog), sino solo en la
emotiva:
El primero Emilio Testa,
palabras de gran escritor y amigo, que me hacían redescubrir mi novela a la luz de una persona con mucho arte para la escritura, y que me hacían ahuecar como una gallina clueca. Gracias Emilio, otra vez desde aquí. Después, otro buen amigo Valeriano Romero y mi pequeño tesoro, Mari Carmen Niño, que me traía recuerdos de su madre niña sentada en los bancos de mi clase, escenificaron un pasaje de la novela que todavía me emociona a mí al releerlo. El detalle final, inesperado, de Valeriano, regalando un canastillo de moras a su imaginaria nieta, fue la guinda a esa actuación.
Siguieron las palabras de Juan Martínez, estas por sorpresa.
Fueron subiendo de tono hasta ponerme la piel de gallina (¿todo de gallina?), o mejor el cutis de ave, como decía un gran amigo mío, que resultó otra sorpresa encontrármelo entre el público. Las palabras de Juan, como digo, me iban poniendo un nudo que no podía deshacer porque iba dejando en el aire sentimientos, recuerdos profundos, hasta de detalles que yo no creía que fueran captables. Estas me las tendré que volver a leer cuando necesite otro chute de emociones.
El primero Emilio Testa,
palabras de gran escritor y amigo, que me hacían redescubrir mi novela a la luz de una persona con mucho arte para la escritura, y que me hacían ahuecar como una gallina clueca. Gracias Emilio, otra vez desde aquí. Después, otro buen amigo Valeriano Romero y mi pequeño tesoro, Mari Carmen Niño, que me traía recuerdos de su madre niña sentada en los bancos de mi clase, escenificaron un pasaje de la novela que todavía me emociona a mí al releerlo. El detalle final, inesperado, de Valeriano, regalando un canastillo de moras a su imaginaria nieta, fue la guinda a esa actuación.
Siguieron las palabras de Juan Martínez, estas por sorpresa.
Fueron subiendo de tono hasta ponerme la piel de gallina (¿todo de gallina?), o mejor el cutis de ave, como decía un gran amigo mío, que resultó otra sorpresa encontrármelo entre el público. Las palabras de Juan, como digo, me iban poniendo un nudo que no podía deshacer porque iba dejando en el aire sentimientos, recuerdos profundos, hasta de detalles que yo no creía que fueran captables. Estas me las tendré que volver a leer cuando necesite otro chute de emociones.
Y llegó el momento en el que se
aparta todo el mundo y se queda el torero solo. En la última lectura
preparatoria, había pensado que sería una lectura más, que ya me había
emocionado bastante al pensarla y al escribirla, y cuando se la leí a mi mujer,
pero que, después de unas pocas lecturas no cabrían las lágrimas. Pues no puede
evitarlo. Luego me entoné un poco con la lectura que hicimos Maite de la Rosa,
Cristina Moral y yo de otro pasaje de la novela.
Ellas, magníficas, como actrices profesionales, que todo el mundo me felicitó por ello, y yo les traslado desde aquí esas felicitaciones porque si resultó atractiva la lectura fue por su presencia. Acabé a gusto, notando que la duración del acto no estaba resultando un fastidio sino un placer, por lo menos para los que me lo dijeron. Lo resumo en el comentario de una persona ya mayor: yo nunca había visto un acto así en Torres de Albanchez.
Ellas, magníficas, como actrices profesionales, que todo el mundo me felicitó por ello, y yo les traslado desde aquí esas felicitaciones porque si resultó atractiva la lectura fue por su presencia. Acabé a gusto, notando que la duración del acto no estaba resultando un fastidio sino un placer, por lo menos para los que me lo dijeron. Lo resumo en el comentario de una persona ya mayor: yo nunca había visto un acto así en Torres de Albanchez.
Luego vinieron los abrazos, las
firmas, las sorpresas de encontrarme con gente a la que no esperaba, y también de
echar de menos algunas ausencias.
Dedicatorias que llevaba preparadas y se me quedaron en el tintero. Justificadas unas, y otras que te dejan un pequeño hueco y una incógnita que alguna vez resolveré. Pero el balance final no puede ser más positivo.
Se deshicieron mis miedos, porque pensaba que en Torres de Albanchez había menos lectores, y acabé sintiendo ese duende que dicen sentir los flamencos, que no es otra cosa que una especie de emoción común de estar compartiendo muchos sentimientos.
Dedicatorias que llevaba preparadas y se me quedaron en el tintero. Justificadas unas, y otras que te dejan un pequeño hueco y una incógnita que alguna vez resolveré. Pero el balance final no puede ser más positivo.
Se deshicieron mis miedos, porque pensaba que en Torres de Albanchez había menos lectores, y acabé sintiendo ese duende que dicen sentir los flamencos, que no es otra cosa que una especie de emoción común de estar compartiendo muchos sentimientos.
Solo me queda abundar en mis palabras
de la entrada anterior: Mi agradecimiento al pueblo de Torres de Albanchez, por
su respuesta y por su cariño, que es mutuo. Y a todas las personas que hicieron posible que resultara una noche para no olvidar, para mí mientras viva.
domingo, 31 de agosto de 2014
Por ahora, solo un sentimiento: AGRADECIMIENTO
Después del emotivo acto de Torres de Albanchez, solo puedo expresar eso: Agradecimiento a todas las personas que me acompañaron en ese día, con su presencia allí o con su pensamiento.
Luego os enseño algunas fotos y mis impresiones sobre ese día.
Luego os enseño algunas fotos y mis impresiones sobre ese día.
lunes, 18 de agosto de 2014
Entrevista al autor Diario JAÉN del día 13 de agosto de 2014
Si quieres leerla directamente en el periódico que se ve mejor, este es el enlace:
Entrevista a Pepe López Diario Jaén 13 agosto 2014
Entrevista a Pepe López Diario Jaén 13 agosto 2014
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