Otros escritos, otras ideas...


PITOS Y SONRISA: Los pitos comprensibles, la sonrisa de un presidente que no supo estar a la altura, inaceptable.

Artículo publicado en Diario Jaén con fecha 12 de junio de 2015



MONUMENTOS AL EGO: Un brindis a la cordura en la gestión de nuestros Ayuntamientos ante las inminentes elecciones municipales.  

        Nuevo artículo publicado en el Diario Jaén de fecha 15 de mayo de 2015


Gentileza de Diario Jaén. Para verlo en la edición digital del diario, pulsa aquí

(Publicado el 19 de mayo de 2015)

TAN AGRADECIDA Y TAN MAL CORRESPONDIDA. Me refiero a Jaén, esta provincia mía que tanto me duele.  
    
        Empiezo incluyendo en esta nueva página del blog, en la que que iré colgando otros escritos o ideas que me surjan, el último artículo mío que se publicó en el Diario Jaén del día 17 de abril del 2015.


Artículo para Diario Jaén (marzo 2015)
LO QUE NO DEBERÍAMOS

                Con un año de anticipo, se nos convoca a elecciones al parlamento andaluz. Si el voto siempre comporta un ejercicio de responsabilidad, en los tiempos que corren, en los que la democracia está tan zarandeada, en los que se percibe que una vez resuelta la elección nos convertimos claramente en dos clases bien distintas: los del olimpo, es decir, los políticos, los aforados con sus allegados, y los otros, los sufridores,  más todavía. Porque no nos engañemos: esta no es la democracia a la que aspirábamos. La han envilecido y exige una reconversión; cada vez son más los desafectos a este sistema que se mantiene porque les va bien a los de siempre: esos entes tan poderosos como abstractos en los que la responsabilidad se diluye (pío, pío, que yo no “sío”), esos partidos en los que suele imperar el amiguismo y el clientelismo por encima de las ideas y de la transparencia.
Si tenemos oportunidad de cambiar algo, es ahora con la microrresponsablilidad de nuestro voto. Y hay algunos detalles que no debería o deberíamos olvidar ahora que, paradójicamente, porque sería más oportuno, no recibo esos pataleos a modo de cadenas que circulan por las redes sociales: 1) que me quieran comulgar con ruedas de molino para justificar un adelanto de elecciones, que no tiene más sentido que el interés de sus responsables; 2) que una cosa es prometer y otra dar trigo, y todos sabemos que el trigo se está desviando en demasiadas ocasiones a costales particulares, con la connivencia, miradas distraídas hacia otro lado, o dejadez para cortarlo de los partidos políticos en su parcela de gestión; 3)  que en esos partidos políticos militan personas que no han querido apearse de los privilegios que ellos mismos se han dado, y en cambio, exigen a los que ahora vamos a darles el voto apretarse el cinturón, o ya se encargan ellos de apretarlo; y 4) que nos sobran políticos y nos falta gente altruista, de talla, para que Andalucía despierte y no languidezca entre subvenciones y prestaciones sociales que solo sirven para mantener nuestro atraso.  
Lo tengo difícil, es verdad; pero sobre todo tengo el sentimiento de que voy a escenificar el paripé de esta democracia.  

                                                                                              José López Ruiz

  Artículo para Diario Jaén (febrero de 2015)
LA LECTURA, OTRA ASIGNATURA PENDIENTE DE JAÉN


                                En el más reciente estudio del CIS sobre el tema aparece una renuente tendencia al alza del número de lectores de libros más o menos habituales: un 65% para el conjunto de España, que supone un incremento de un 2% sobre los datos de 2012. No así el de la compra de libros; en el mismo informe casi un 50% no ha comprado ningún libro en el último año. Que cada cual se conteste el porqué, teniendo en cuenta que el 70 % reconoce no haber ido a una biblioteca en ese periodo. Entre las personas que no leen, algo menos de un cuarto tienen mala conciencia arguyendo la falta de tiempo, pero la mayoría manifiestan sin reparos que no les gusta o interesa, o que prefieren entretenerse en otras cosas. Me atrevería a decir con un riesgo mínimo a equivocarme que a este grupo pertenecen aquellos que pasan más de dos horas ante El gran hermano o programas del mismo corte tan instructivos. Pero si nos atenemos a Andalucía, el porcentaje de lectores baja al 55%, y ya Jaén queda por debajo de esa media andaluza, como en tantas cosas de las consideradas buenas, ¡ay de mi Jaén! Resulta triste el dato de que leen más los niños de primaria que adolescentes y jóvenes de secundaria, adictos al móvil y perdidos en su maraña de relaciones virtuales. Cultura y economía, sin ser una correspondencia biunívoca, caminan juntas. Una sociedad que lee es una sociedad crítica y preparada para afrontar retos, incluso en tiempo de crisis. Y a lo mejor convendría que las administraciones, en lugar de dedicar recursos a obras sin sentido, pusiesen empeño en promocionar en firme la cultura y la lectura en particular.
En este sentido, son loables iniciativas como la que han puesto en marcha un grupo de mujeres de Martos con el Taller Itinerante de Lectura y Escritura Silla de Anea, que sigue sumando adscripciones. Un ejemplo a seguir en otros municipios, ampliándolo en encuentros virtuales aprovechando las redes sociales, e implicándose las administraciones municipales. Y sería un aldabonazo si esta labor tuviera un reconocimiento. Por ello, animo desde estas líneas a quien corresponda a proponer este taller marteño para el Premio Nacional al Fomento de la Lectura correspondiente a 2015 convocado recientemente por el Ministerio de Cultura.

                                                                                              José López Ruiz

Artículo para Diario Jaén (enero 2015)
¿TENEMOS LO QUE NOS MERECEMOS?

Ha circulado por las redes sociales un escrito en el que se venía a criticar la pillería y la doble moral de nuestra sociedad: una para exigir decencia y rectitud a los demás, sobre todo a los políticos, y otra para aplicarla a nuestra vida en el día a día. No son nuevos los comentarios, pero volvieron a aparecer como haciéndose eco de los intentos de ciertos políticos de minimizar el chaparrón de la corrupción que moja a sus partidos con argumentos como el de que la corrupción es patrimonio de todos y no solo de los partidos políticos. Estas declaraciones le crean a uno un cierto abatimiento que conduce inexorablemente al dicho popular conformista: “tenemos lo que nos merecemos”.  Pero profundizando en la reflexión,  aparte de que no seamos una sociedad ejemplar en cuanto a la consideración del bien común en igualdad a los intereses particulares, tampoco podemos admitir que ello sirva ni siquiera para quitar hierros a la corrupción política. No es el mismo saco. Los políticos tienen una responsabilidad añadida en función de su cargo. Y el daño que se deriva de la delincuencia del político va más allá de la simple rendición de cuentas ante la ley, puesto que está defraudando la confianza en él depositada y minando la credibilidad en el sistema.
Es desde una conducta irreprochable y el más estricto acatamiento a la ley como el político se puede cargar de esa  fuerza moral que le permita proponer unas leyes y normativas justas, y exigir su observancia a la ciudadanía. Porque el político no debe ser reflejo de la sociedad sino el espejo en el que los demás se puedan mirar, y el principal impulsor de esa conciencia ciudadana que borre cualquier rastro de doble moral.
Creo que ese es uno de los fundamentos para que, de la mano de la educación, lleguemos a ese punto de responsabilidad individual para considerar, por ejemplo, que los impuestos son necesarios para que una sociedad funcione, y empecemos la exigencia de rectitud y colaboración en el bien común por nosotros mismos.  Así que no comparemos.

                                                                                                              José López Ruiz

Segundo artículo para Diario Jaén (diciembre 2014): 
LOS PLACERES, LA EDUCACIÓN Y LA NAVIDAD 
                
                Con las nuevas investigaciones en el campo de la neuroeducación, se está comprobando que todo está relacionado con nuestras emociones, es decir, cualquier educación se reduce a educación emocional. Son nuestros placeres o desagrados los que guían cualquier aprendizaje, desde los más sencillos de tipo adaptativo hasta los más elevados como los valores. Tendemos hacia todo aquello que nos produce placer y evitamos lo que nos disgusta. Son esas recompensas placenteras las que nos llevan a poner en práctica conductas para conseguirlas, y tratamos de evitar aquellas que nos han producido miedo o aversión. Al mismo tiempo, aprendemos a modo de espejo, por las emociones que observamos en otros. Por ello, intencionadamente o no, todos somos agentes educativos, enseñamos en nuestra interacción con los demás y aprendemos de ellos. Esto, que es general, tiene una mayor incidencia en los niños, dada su plasticidad, y en determinados periodos sensibles. Los docentes lo saben y tratan de incidir de forma intencional, pero otros agentes educativos fundamentales, como es la familia, no siempre lo hacen de forma intencional y, en la mayoría de los casos, no son conscientes de su influencia en los aprendizajes de sus hijos.
La Navidad es un periodo idóneo para andarnos atentos a lo que enseñamos sin pretenderlo. Las compras compulsivas, los dispendios en comida, los regalos más allá del detalle y por encima de las necesidades del niño, y a veces de las posibilidades de la propia familia, generan hedonismo, les resta ilusiones o la codicia para perseguirlas y les inculca la idea de que cualquier cosa se consigue sin esfuerzo, casi sin desearlo. Por el contrario, si observan contención en el gasto, generosidad para con los que tienen menos, regalos ajustados, les estamos dando la oportunidad de forjar valores como la responsabilidad y la justicia. Ah, y si alguna vez, de forma razonada y razonándoselo al niño o al adolescente, los reyes tienen que traer carbón en lugar del móvil de última generación que habían pedido, no pasa nada. Estaremos propiciando una saludable tolerancia a la frustración y, quizás, evitando que en un futuro se lo tenga que traer la vida.  

                                                                                                                             José López Ruiz


MI PRIMER ARTÍCULO PARA DIARIO JAÉN en noviembre de 2014 (sin recortes). Lo titulé NO SALIMOS DEL PASMO y es una crítica a los políticos más preocupados de hincharse que de hacer política.
Mal momento para la política. Y para los políticos. Para los buenos y para los malos. Pero peor para cada españolito, para los que queremos seguir siéndolo y para los que no. Creo que desde aquellos años de la transición, nunca se ha vivido un estado de alarma social, de incertidumbre y desasosiego, mayor que al que estamos sometidos en estos días. Mi amigo Matías el Endeque, lo expresa así  en su habla castiza: “En-de-que en mi puta vida he visto tanto ladronicio como ahora”. Matías se atranca un poco al empezar pero luego, en su simpleza, suelta verdades como puños. Yo tampoco recuerdo, a lo mejor porque la memoria es débil, tanto caso de corrupción, tanta irresponsabilidad, tanto desprecio por la penuria en la que vive tanta gente, tanto hincharse los bolsillos a costa de lo público. Y es especialmente sangrante por las circunstancias que concurren en el momento histórico que estamos viviendo. Cuando tanta gente lo está pasando tan mal, tantos jóvenes que languidecen sin trabajo o con un trabajo muy por debajo de su formación con un salario de miseria, o teniendo que emigrar para buscar lo que en España se les niega, España arde por los cuatro costados en corrupción. “Y… en-de-que no se les cae la cara de vergüenza”, dice Matías. Pero ¿cómo se les va a caer si ya no la tenían cuando se arremangaron para meter la mano en el pastel común?
A todo esto, los políticos honrados, que también los hay mientras no se demuestre lo contrario, están respondiendo de forma débil y, si me apuran, exculpatoria, casi protectora de conductas tan deleznables, escondiéndose, algunos puede que hasta rezando para que amaine el temporal sin llegar a sus costas, y “al que le dé que le casque” como dicen en mi tierra.  Y a estos, ojo, que les quiten lo “bailao”, porque lo que han robado no creamos que es fácil recuperarlo. En este panorama se enmarcan palabras como las de Soraya Sáenz de Santamaría justificando la no comparecencia del presidente de gobierno en el Congreso, ante la oleada de los últimos días: que no puede hablar en nombre de todos porque “cada partido tiene sus propios casos”.  Por favor, señora ministra, olvida usted que el presidente y usted misma, no están representando ahora a un partido político, sino a todos los españoles, incluidos los que tan mal lo están pasando y los que guardamos una chispa de rebeldía, es decir, casi todos. Y a ustedes que tienen responsabilidad de gobierno, les debe dar igual del partido que sean: son personas, muchas desgraciadamente, condenadas o inculpadas de delitos graves. Y eso de que cada partido lave su ropa sucia es de una tibieza insoportable. Se requiere que actúen ustedes con carácter de urgencia para defender la cosa común de esa casta de políticos corruptos, tanto de forma correctiva como preventiva. Bienvenidas sean medidas como  el Estatuto del Consejo de la Transparencia y Buen Gobierno, el del Control Financiero de los Partidos Políticos y los que sean necesarios de cara a la gestión transparente de la cosa pública y a que ningún político se apoltrone en su cargo llegando a olvidar que el cortijo es de todos y solo lo están administrando.
Se les acumula a ustedes la tarea, es cierto, pues ahí tenemos el problema catalán producto de muchos errores políticos. Pero esta es otra historia. Por ahora cruzaremos los dedos para que esa jornada fatídica del 9N se resuelva de la forma menos lesiva para todos.
Lo positivo de todo esto es que se están removiendo y despertando las conciencias. Incluso en el Jaén rural, tan proclive a encorsetarse en un voto esclavo de la historia y de clichés familiares y de los colores para siempre, se están dando cuenta de que con ese voto tan fiel están propiciando que muchos politicuchos se crean los amos del cortijo. Se están dando cuenta de que la política necesita un aviso serio,  de que ya está bien de comulgar con todo y de enseñarles a los aspirantes a políticos que la política es un servicio público, racionalmente pagado, pero hasta ahí.
Y el otro aspecto positivo es que nos queda la justicia. A pesar de que esta política de hoy en día todo lo controla y lo mancha, la justicia sigue haciendo su labor. Bien por esos jueces independientes que están poniendo a cada cual en su sitio, deshaciendo tanto entuerto y llegando incluso a las grandes figuras del arte del birlibirloque. Bien, sí señor.


                                                                                                                             José López Ruiz.

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