viernes, 3 de octubre de 2014

PRESENTACIÓN DE LA NOVELA EN ÚBEDA. HOMENAJE A LA AMISTAD

            Tras la calma que sucede a esos momentos cumbre que se presentan en la vida y darme tiempo para asimilar todo lo que supuso la presentación de la novela, quiero hacer una pequeña crónica del acto vista desde mi mirador. 
La noche del 24 de septiembre de 2014, día de la Merced, tengo que encuadrarla dentro de esas fechas que ya no se me van a olvidar: la noche de la presentación de mi novela “Del desamparo a la esperanza” en Úbeda, que yo entiendo como un homenaje a la amistad.
          Porque, superando esas absurdas expectativas aliadas de la fantasía y contrarias de lo razonable, que se le cuelan a uno por las rendijas de la lógica y del sentir con los pies en el suelo, si eso se puede, es para estar satisfecho. Reunir a tanta gente para un evento ya tan común, como alejado del gusto mayoritario, es un logro que tengo que adjudicar a la amistad. 
        Solo desde esa perspectiva se puede entender que un miércoles cualquiera, víspera de un jueves de trabajo, casi se llene el patio de butacas del Auditorio del Hospital de Santiago para la presentación de una novela cualquiera, la mía, de un autor desconocido, yo. Solo se conciben desde la amistad gestos que pueden pasar inadvertidos para otros pero no para mí, como el del amigo que tuvo que volver de una consulta inoportunamente coincidente en Granada arriesgando multas para poder estar conmigo esa noche, o aquel que hacía tanto tiempo que no veía, o aquella que tuvo que posponer su regreso a Sevilla para estar, o venir expresamente desde Jaén en autobús, o cargarse uno o una con las obligaciones familiares para que la otra o el otro pudiera asistir, o formar un bloque con casi toda la familia sin más compromiso que la amistad, u obviar achaques, cuando no importantes inconvenientes, que justificarían de sobra una ausencia, o hacer un paréntesis en su comienzo de curso universitario y hacer un viaje expresamente, o dejar sus amistades más propias de gente joven para acompañarme... 

Y como esos, montones de detalles que solo se conciben en clave de amistad. Sabía que tenía amigos pero no creía que tantos estuvieran dispuestos a demostrármelo. Porque la amistad se demuestra en momentos como estos, y un noventa y nueve por ciento de los asistentes no estaba allí porque yo fuera un gran escritor, ni por curiosidad, ni porque tuvieran ansias por hacerse con la novela; estaban por amistad, tanto hacia mi mujer y mis hijos como hacia mí. Tantos detalles como personas hubo, que se traducen en sentimientos para mí. Todos ellos se resumen en uno muy grande de gratitud que ya hice público en la presentación y quiero pregonarlo desde estas páginas.
 Empezando por el entorno, quiero agradecer a toda la Corporación Municipal, y particularizar en Pepa Olmedilla, concejala de cultura y persona asequible y amable con la que es fácil entenderse incluso para una persona sorda, por facilitarme todos los medios y dejarme el marco incomparable del Auditorio del Hospital de Santiago para la presentación. Su miedo expresado al final era mi miedo: que resultara demasiado continente. Sin embargo a ambos nos sorprendió la respuesta de mi gente dejando pocos huecos en el patio de butacas. 
Mi agradecimiento también a Juan Espejo, director del Diario Jaén, ante el que no pude evitar sentirme como aprendiz ante maestro, cuando trazó con su verbo fácil un acertado análisis de la novela que guardo como oro en paño. Además de demostrar en su intervención por qué está donde está y los premios que ha recibido por sus dotes de gran periodista y escritor, subrayo su empatía para, sin conocernos personalmente, querer acompañarme en la presentación de la novela, engrandeciendo el acto con su presencia y con sus palabras. Un amigo más de los que uno se enorgullece al leer cada una de las páginas de su nuevo libro CRONICAS DE JAÉN V, un compendio de historia cercana escrito con ánimo pedagógico y desde el amor a nuestra tierra, que estoy disfrutando tanto por lo que dice como por cómo lo dice. 

En el capítulo de agradecimientos de la novela aparece Juan Martínez, mi gran Lope de Vega de Úbeda, como yo le digo, porque es un prolífico y gran autor y director teatral ya reconocido, del que siempre he admirado su capacidad de crear y de conectar con la gente. Con él sí que es verdad que la amistad cobra tintes de mayúscula. Quise que estuviera también este día conmigo porque lo ha estado, apoyándome, desde el mismo momento en que le di a conocer mi proyecto, y la novela se ha enriquecido, sin lugar a dudas, con sus críticas y consejos. Ya no me sorprendieron tanto sus palabras pero todavía me emocionaron. Mil gracias desde aquí, Juan. 


             Desde el mismo momento en que concebimos la idea de añadir al acto unas escenas de la novela, teatralizándolas a modo de teatro leído, pensé en las personas más profesionales de ente mis amigos para proponérselo. Y los nombres surgieron de momento: Pedro Latorre, para el papel del abuelo Juan José, porque sabía que era un gran actor y amigo con el que tuve el honor de compartir escenario en otros tiempos en obras como “Marantha” y “Úbeda, dama de sueños” de nuestro querido Ramón Molina Navarrete. Luego él siguió haciéndose grande como actor.
En el papel de Soledad no encajaba del todo por su juventud Ana Carmen Ortega, pero sí en otros rasgos y, sobre todo, conocía su disposición y simpatía desde que fuera extraordinaria alumna, y su trayectoria como actriz. Sabía que podía bordar el papel, como así lo hizo.  

Otro nombre que surgió de inmediato en mi mente para el monólogo de Elvira Salido, fue el de Rosa Mari Latorre, amiga de “toa la vida de Dios”. Lo que le faltaba de profesionalidad en el ramo de la interpretación, le sobraba de desenvoltura, desparpajo y gracia, y así rayó, a la altura de una gran actriz. 

Y también mis dos pequeñas Esperanzas, las hermanas Andrea, que con sus siete años estuvo concentrada como ningún día y Cristina Moral, tan guapa y madura, y ambas tan resueltas y simpáticas como yo las concebí en la novela. 


A las cuatro y a Pedro les agradezco su participación sin mayor interés que la amistad.  Igual que al quinteto de viento y percusión que, encabezados por Tere Vilches, interpretaron de forma magistral, según los oyentes, la canción estrella de la novela “Noches de blanco satén” y algunas otras canciones de la novela. Todos ellos hicieron que el acto resultara ameno, sin desperdicio, como me lo han referido muchas de las personas presentes que me han felicitado. Y esa felicitación se la traslado a ellos desde aquí.

Pero todo ello no hubiera sido posible sin mi familia. Mi mujer, mi Jose, mi Rober y mi Carmen han sido el soporte físico y psicológico para que me pudiera poner siquiera a escribir “Del desamparo a la esperanza”, ellos me animaron y me ayudaron a publicarla y ellos son los verdaderos artífices de que el acto fuera brillante desde su preparación a la copa final que compartimos con verdadero placer con nuestros amigos.


Y nada de ello hubiera tenido sentido si no hubierais estado todos y todas los que se ven en las fotos y los que no se aprecian, y aquellos otros que con gran sentimiento no estuvieron presentes pero hubieran querido estar y, de alguna manera, estuvieron en mi mente apoyándome, a todos y todas, a los que abracé y a los que no pude, GRACIAS, porque si el primer gran logro de la novela fue escribirla, llenando tantos ratos de silencio, de sinsabores, de renuncias…, vosotros y vosotras completasteis el segundo gran logro: percibir que hay mucha gente a la que yo aprecio que me corresponde, como me lo demostrasteis con vuestra presencia o vuestro sentimiento y apoyo en la distancia. Gracias por hacer de esa noche otra noche mágica para mí. 




9 comentarios:

  1. ¡¡ENHORABUENA, PEPE!! EXCELENTE PRESENTACIÓN

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  2. Gracias, Juanma. Vosotros con vuestra asistencia la hicisteis grande.

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  3. Ya te lo dije y te lo repito, me alegrė estar en la presentación. Me pareció grande y muy emotiva. Lo repetiría todas las veces que nos convocaras. Sigue en ello e invitanos a nuevas presentaciones. Un abrazo. Tusy

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  4. Como se nota que has encontrado también en la prosa otra profesión para la que sí que estas capacitado.

    Aún recuerdo, que no hace mucho, te escuchaba decir repetidas veces: ¡me he quedado hecho un inútil! ¡no valgo para nada! Cuando íbamos al campo y no podías con la azada, cuando te agotabas con tareas que antes hacías con relativa facilidad.Pues bien, eso lo puede hacer cualquiera.
    Ahora bien, el don de palabra que tienes, la imaginación y la creatividad para escribir, muy pocos las tienen.

    Ya habrás podido comprobar por ti mismo que de inútil no tienes nada, nunca lo has tenido y de momento no creo que lo tengas.
    En cuanto a lo segundo que decías: "¡no valgo para nada!", falso totalmente. Vales mucho, muchísimo, como ya has demostrado tanto con tu novela como con esta critica, que por cierto me ha vuelto a emocionar.

    Por cierto, buena elección de fotos, enmarcan muy bien lo que fue la presentación. Gran fotógrafo.

    Espero impacientemente una segunda obra.

    Un beso muy fuerte, papa.

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  5. La verdad es que fue un acto precioso, como no podía ser menos, para poder estar a la altura de la calidad de tu novela. Son muchos los comentarios favorables que hasta mí han llegado sobre esa noche y que lamento no los hayan reflejado en este blog. Sé que te gustaría leerlos. Y la pregunta del millón...¿Para cuando esa segunda novela?

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  6. Ayyyyyy que Rober mas grande.

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  7. Ya me habían comentado la presentación pero ahora viéndola en imágenes y con tus comentarios(mas" pesaombre" todavía) y rabia de no haber estado allí con vosotros,cuanto hubiera disfrutado pero tu ya sabes las circunstacias.sigue disfrutando y si te das cuenta de que tienes gente que te quiere alrededor por algo será .un besico

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  8. Que grandes tus palabras y cuanto te dignifican. Llegas al sentimiento. Gracias por compartirlas.

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  9. Gracias por hacerme partícipe de este momento de tu vida.

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